Tenía mucho tiempo que no lograba sentarme a escribir por uno y mil pretextos.
Ahora que puedo sentarme un momento, para poder percibir todos los cambios que existen en nuestro alrededor. He notado como ha ido transformándose el estudio, cómo se reinventa con el paso de los días la marca, cómo los niños van creciendo poco a poco y se vuelven cada vez más independientes. Y es que ha sido un proceso, la velocidad con la que interactuamos todos los días y las necesidades que vemos diarias dentro de nuestra audiencia, nos ha permitido ser una marca flexible y ver que la evolución de Chéel de hace 4 años atrás hasta ahora, es muy notoria.
Y al mismo tiempo veo que en mi vida esos cambios se trasladan en mi familia, en mi mundo, en mi persona. Pensar que después de 4 años (dentro de ellos una pandemia) he vuelto a estar sola y conectarme conmigo misma para redescubrir el potencial que se guarda en ocasiones por temor a salir y volar, pero que cuando ya estoy en el camino, no hay quien me pare.
Mil cosas han pasado, el pequeño ya en su primaria convirtiéndose en un casi adolescente, la pequeña iniciando su ciclo escolar de toda la vida! Mi esposo con sus mil ideas y talentos, nuestra boda, porque ha sido algo que ha estado dentro de nuestros planes, pero que siempre por algo lo hemos pospuesto, y que ahora vamos construyendo poco a poco. Y yo en una nueva etapa de mi profesión, siendo maestra de la Licenciatura de Diseño de Modas, y me encanta!!
Sé que Chéel me ha enseñado todo eso, a ser paciente de que todo va llegando poco a poco, de que si uno quiere sobrevivir en este mundo tan caótico y con cambios diarios es necesario volar un poco y cambiar algunos hábitos e ideales. No pasa nada, los cambios siempre nos dan miedo, pero ya estando dentro, no queda más cerrar los ojos y dar ese salto.
Eso me ha enseñado Chéel a confiar en que todo va a estar bien y que lo que se haga siempre siempre habrá alguien que haga click contigo y así la cadena!!
Construir para llenarse de amor uno mismo, es lo que tiene Chéel.